30 lecciones que he aprendido antes de los 30

Sin duda un año da para mucho. ¿30? Aún más.

Recuerdo que cumplir 20 me hizo pensar mucho, tanto que tuve que escribirlo. He mirado la fecha y me he quedado un poco en shock: 2013 (y los 20 los cumplí en 2012). Es increíble cómo recuerdo con la misma claridad que ayer las sensaciones tenía en ese momento. Y sin embargo... 

Han pasado 10 años

Después de releer el post (me encanta hacerlo de vez en cuando y encontrarme con la Patri de ese momento), me he dado cuenta de que ya entonces daba mucha importancia al concepto del tiempo. Es algo que siempre me ha parecido interesante a la vez que intimidante, sobre todo cuando se tiene una personalidad que tiende al (intento de) control. Con el tiempo he ido aprendiendo que no es más que otra respuesta a la inseguridad, pero eso es un tema para otro día. 

La cuestión es que, un año más, sin poder evitarlo, casi diría sin piedad, se ha producido un cambio en la primera cifra de la edad. Digo "sin piedad" porque sucede sin pedir permiso, sin que tengas que aceptar las cookies o leerte unos términos y condiciones (que en realidad quizás ni leeríamos). Como diría mi compañera Laura: "eso sería demasiado fácil, ¿verdad?". Tiene razón. Aun así, a veces... estaría bien poner el modo fácil. Aunque fuera para momentos concretos de la vida que se te atascan, como uno de esos bosses eternos de los videojuegos. 

"Pero eso sería demasiado fácil", sigue resonando en mi mente. 

Y sigue siendo verdad. Sin dificultad no hay paciencia. Y sin paciencia, no hay satisfacción al llegar (ni sensación de descanso cuando te sientas al acabar). Quizás se trata de eso, de aceptar que cumplir otro año más no es algo que requiera nuestro consentimiento o permiso, al igual que tampoco lo hace el sol cuando sale y se pone. O cuando llueve y luego sale el arcoíris (o no). 

En el post de los 20 hablo de que dudo de poder llegar a confiar en mis decisiones, de si me dará tiempo a hacer suficientes cosas. Hablo de si realmente estoy hecha para esa cifra (20). Y ahora, 10 años después, me gustaría decirle a esa universitaria inquieta y curiosa una cosa: que esté tranquila

Confía en mí

Ahora mismo tu "yo" del futuro te está observando desde la mesa del comedor de su piso con mucha compasión y afecto. Un piso al que desde hace tan solo 1 año puede llamar "hogar" (aunque sea de alquiler) y que se encuentra en Barcelona. No solo eso. Además, esa persona tiene un trabajo que le permite, a parte de vivir sola, poder trabajar varios días desde casa y poder cargar pilas, comprarse cosas que le hagan ilusión de vez en cuando sin sentirse culpable, visitar cafeterías bonitas y tardar poco en llegar, apuntarse a extraescolares que le gusten, visitar museos, asistir a conferencias, pasear sin rumbo si le apetece algún fin de semana sin dar explicaciones, hacer fotos deteniéndose donde y cuando le apetezca, elegir la comida que se va a preparar durante la semana, elegir quedar con gente que vive (más) cerca y hasta conocer a gente nueva que le llame la atención, comprarse ropa de vez en cuando, pedirse un dulce de camino a casa, leer en una cafetería o un parque, visitar librerías y llevarse uno (o más libros), hacer alguna escapadita de vez en cuando, tener un periquito monísimo de color azul cielo llamado Kippo (que viene del verbo "ser feliz" en coreano: 기뻐), acoger a gente en casa de vez en cuando y tener tiempo agradable con más privacidad, pasar más tiempo en casa leyendo y viendo vídeos sobre contenido que me ayude a crecer... y más cosas que quedan por venir que el "yo" más avanzado te vendrá a explicar más adelante.

Visto en retrospectiva, la verdad es que mi yo del pasado estaría en shock por todo lo bueno que se le viene. 

A veces se me olvida.

Pero tampoco hay que olvidar que todo eso es solo una lista de cosas buenas. Como todo, como la otra cara de una moneda, también hay sombras. Para llegar a muchas de esas vivencias ha habido que pasar por momentos difíciles, algunos muy difíciles, y muchos han sucedido no por consecuencia de una mala decisión, sino porque simplemente así es la vida. Ha costado ser paciente muchas veces. Pero liberarse de ese control impuesto e innecesario de nuestros hombros ha ayudado a seguir. Ver que la vida es impredecible, aceptar esa idea, por lo menos ayuda a quitarle un poco de peso a este viaje. Y si a eso se le suma que ya de base se tiene la convicción de que todo pasa por una razón, la carga puede disminuir un poco más si cabe. Es algo que creo cada vez con más fuerza. 

Y aun así, ¿por qué a veces se nos hace tan difícil? ¿Por qué se tiende a bromear con avanzar en edad, como si fuera algo de lo que avergonzarse? ¿Por qué, a pesar de no requerir un examen médico, nos lo tomamos como si lo fuera? Como algo que tenemos que aprobar con un "apto". 

Es curioso porque, releyendo el post sobre los 20, queda claro que se tenga la edad que se tenga será la misma sensación: "se me escapa el tiempo, llego tarde". Supongo que en gran parte es culpa de cómo funciona el mundo y los mensajes que manda constantemente sobre ser productivos y prepararte una vida ideal ahora para que descanses en el futuro. Sea como sea, en un momento dado todos llegamos a experimentar la misma sensación de agobio por un par de cifras en nuestro DNI. Sea cual sea nuestro trasfondo, nuestra experiencia, nuestras vivencias y nuestro momento presente. De hecho, hace apenas unos días quedé con una amiga que conozco desde hace solo 2 quedadas y, aunque desde fuera percibes que se trata de una persona brillante y exitosa, confesaba que se encontraba muy perdida y con sensación de que siempre podría hacer más (y hacerlo mejor), un vacío insoportable que no había manera de llenar. Estamos hablando de alguien que viene de Seúl, Corea del Sur, que se propuso estudiar en la universidad más prestigiosa de Japón (la Todai) y lo consiguió. Alguien que terminó en una de las empresas más importantes del mundo y a la que sus propios managers le decían que no diera el 200%, que destacaba demasiado, que ya era suficiente si daba un 80% como los demás. "Pero no sabía cómo hacerlo", decía con una sonrisa quebrada, resignada y con algo de vergüenza. 

Me hizo pensar.

Es decir... muchos nos pasamos la vida intentando aspirar a lo más alto, o aunque sea a nuestra "mejor versión"... ¿y ni allí está garantizado un estado de satisfacción completa (o incluso parcial)? ¿Cuál es el sentido, entonces?

Algo hizo "click" en mí cuando se me repitió el mismo mensaje desde fuentes distintas y finalmente un día el engranaje empezó a girar: el sentido es precisamente el presente. El ahora. Dónde estás, qué estás haciendo, cómo te estás sintiendo. Ahora mismo

Es bueno hacerse wishlists y tener planes a los que aspirar o a los que mirar con ilusión, pero siempre tomados desde la flexibilidad, asumiendo que en cualquier momento pueden quedarse a medias o a veces ni siquiera empezar. Que puede que se haya dedicado tiempo en recopilar información para algún plan en concreto y que al final llegue otra cosa que los entierre por completo (o los deje en pausa). 

No hay nada malo en ello, nadie nos va a quitar ningún carné de "persona válida". 

Kim Chaewon, de LE SSERAFIM

En primer lugar a quien tenemos que rendir cuentas es a nosotros mismos, y teniendo en cuenta eso, tenemos que ser el juez más justo y compasivo de todos. ¿Por qué? Porque somos tanto quien juzga como quien es juzgado. Tenemos el conocimiento pleno de la persona, así que merece ser tratada con compasión, no como alguien sospechoso e incluso culpable. Si somos conscientes de nuestras intenciones, podemos ser consecuentes con nuestro juicio (que normalmente es más compasivo de lo que solemos pensar, sobre todo si se tiende a ser perfeccionista o inseguro). Una vez tenemos en cuenta esto, podemos empezar a bajar un poco el ritmo. Dejar de lado tanta prisa (tanto la física como la mental, aunque esta última es algo más difícil de controlar). Dejar de lado la prisa hace que se pueda observar mejor, al igual que cuando te miras en un río y solo ves bien tu reflejo cuando las aguas están quietas. Al observarte mejor puedes reconocer quién eres, lo cual a su vez te da pistas de a dónde quieres ir. Viendo quién eres ahora te permite identificar qué cosas quieres pulir tanto para que mañana haya cambios para mejor como para que te indiquen el próximo paso que dar. Te permite abrirte más al cambio, a esperarlo aunque no sepas por dónde te va a llevar, y a la vez estar confiado en que lo que quieras mantener, se quedará contigo.

Solía (y a veces me pasa) tenerle miedo al cambio. Como el tiempo, es un concepto tan abstracto que no te permite tomarle medidas ni predecir sus movimientos. Además, afecta tanto a tu interior como a tu exterior, y este último influye sobre todo a lo que te rodea. Temes que lo que ahora mismo es seguro para ti se altere, sin plantearte que quizás incluso eso es algo necesario. Es curioso, porque aunque en algunas cosas intentes mantener su estado para que parezca que no pasa el tiempo, sigue pasando de todas formas. Te cortas el pelo de la misma forma y te maquillas siempre igual, pero lo que está bajo la superficie está en constante cambio.

Después de varios años (y de dar con canciones y libros al respecto), el cambio ha terminado por parecerme emocionante. Es de esas cosas que empiezan suscitando nervios y terminan dándose la vuelta y convirtiéndose en emoción (leí en alguna parte que los nervios y la emoción se procesan en la misma parte del cerebro o algo así). Como cuando pasas de tener miedo a hablar en público a tener ganas de hacerlo para que el público escuche lo que tienes que decir.

Con 20 años era yo, y muchas cosas de esos 20 aún las mantengo (como el amor por la escritura, las lecturas con frases que te hacen reflexionar, la curiosidad por la cultura asiática, la atracción por los idiomas y una actitud reflexiva pero optimista de la vida). Hay muchas cosas que mantengo, pero también hay muchas otras que ya no llevo conmigo y otras tantas que se han ido añadiendo con el paso del tiempo y que se adaptan mejor a mi "yo" actual. Es bueno ir parándose para ver dónde te encuentras y hacer inventario. De hecho, noto que hasta mi forma de escribir ha ido cambiando, incluso cómo elijo las fotos que incluyo en los posts. Influye mucho todo lo que he ido consumiendo (y consumo) cada día, de ahí que reitere tantas veces que seamos cuidadosos con ello, porque nos termina definiendo más de lo que pensamos. Y vuelvo a confirmar que es realmente emocionante ver que todavía quedan muchas cosas con las que toparnos que nos terminarán gustando y que acabaremos haciendo nuestras. Como el corazón blanco de Whatsapp. Empecé usándolo salteadamente y de tanto repetirlo ya hay gente que lo relaciona conmigo, mientras que hace años era el de color rosa con brillitos. Estaría bien si hubiera querido mantenerlo, hay quien conserva más cosas del pasado que otras, pero abrirse a cosas nuevas es algo que siempre me ha parecido de lo más emocionante. ¿Cómo voy a definirme hoy? 

💖->🤍

Cada día podemos reinventarnos. Y a pesar de todo, sigues siendo tú. Eres el tú de este presente. Y el "yo" de este presente será quien defina parte de tu "yo" del mañana, incluso si se mantiene casi igual.

Habrá quien venga a cuestionarte tu(s) cambio(s) (normalmente gente que nunca se para a reflexionar sobre esto y que le resulta incómodo, incluso), pero eso no tiene que invalidar nuestro proceso o nuestro estado presente. Solo nosotros conocemos nuestro camino recorrido hasta ahora. 

Dicen que si algo que nos dice otra persona nos entristece es porque en el fondo reconocemos algo de verdad en sus palabras. Pero no es necesariamente porque lo que dicen sea la "verdad", sino porque dudamos tanto de nuestro propio criterio que solo sabemos ver "verdades" en lo que dicen los demás.

Y no puede ser. 

Tu verdad es válida y tiene autoridad. Mientras tenga sentido para ti, es lo importante. 


"¿Y dónde están las 30 cosas que decías?" 

¡Aquí! Creo que volví a subestimar mi capacidad de "mucho texto" 😁

1. Identifica lo que te interesa estudiar y ve a por ello, pero no te encadenes a ello. Mantén la mente abierta, quizás ese interés inicial te lleva a otro completamente nuevo que te abre un camino más adecuado para ti.

2. Examina tu entorno. ¿Te identificas con las personas que te rodean? No tienes porque mantener lo que ya no te hace bien o que no está en concordancia con lo que piensas.

3. Si ves una persona que te parece interesante (tanto en la vida real como en las redes), no pierdas la oportunidad de ir a hablarle. Escucha más a tu intuición con las personas, puede que sean la clave para una vivencia (o incluso capítulo) emocionante en tu vida.

4. No veas a tu yo del pasado con vergüenza ajena, piensa que esa persona fue el paso previo para ser la persona que eres ahora. Mírala con nostalgia y compasión.

5. Si te estancas mucho en pensamientos obsesivos, prioriza pasar más tiempo haciendo cosas en el mundo real, actividades que potencien estar en contacto con los 5 sentidos (hacer deporte, pintar, salir a pasear, cocinar, probar comida nueva...)

6. Considera tu tiempo como algo valioso, un privilegio. No se lo cedas a cualquiera.

7. Protege tu paz. Tanto con contenido pasivo (publicaciones que solo te aportan malestar), como tratar con personas (por mensaje y en la vida real). No tienes la obligación de dar una respuesta o seguir una conversación que no te apetezca tener.

8. A veces es mejor no participar en una conversación para discrepar y que quede clara tu opinión. No todos necesitan tu justificación.

9. Ve los gustos de los demás con curiosidad, no juzgando. Puede que algo de eso termine gustándote también.

10. Muévete sin ir explicando cada movimiento (tus planes o intenciones). Deja que los resultados hablen por sí solos, fíate más de tu propio criterio sin buscar aprobación antes de emprender algo.

11. Si te apetece hacer un plan, no esperes a que haya alguien que te acompañe para hacerlo. Y si para un plan solo puede acompañarte alguien que tampoco es muy cercano o de confianza, no te pierdas la experiencia por eso. A veces esos momentos hacen que estreches lazos con personas que no esperabas, y como mínimo que no te pierdas algo que querías hacer.

12. Haz tiempo para tus hobbies y elimina el sentimiento de culpa.

13. Prioriza la actividad física y considéralo como un acto de amor y cuidado a tu cuerpo.

14. Prioriza una buena alimentación, prueba recetas nuevas y tómatelo como algo emocionante que descubrir, con sabores que aún no conoces.

15. Da el paso aunque no veas que tienes controlados todos los requisitos (aparentemente). Luego irás viendo como ir apañándotelas, nunca es tan imposible como parece.

16. Pierde el miedo a equivocarte, ya sea tomando decisiones como hablando con otras personas. A la gente le gusta más relacionarse y conectar con personas que cometen errores y no con personas aparentemente perfectas (de hecho te pasa con los artistas).

17. Permítete hacer cosas en las que no seas experto (asistir a eventos que te interesan de temas que acabas de descubrir, conciertos de artistas que hasta ahora no habías escuchado, talleres de actividades que nunca pensaste que harías...)

18. Deja claro desde el principio tus intenciones con las personas, no juegues a "adivina lo que pienso". Y no sigas el juego a quien lo hace.

19. Dedica tu atención a cada asunto en el momento en el que lo estás haciendo, luego archiva eso hasta que lo tengas que retomar (ejemplo: trabajo).

20. Ábrete a nuevas experiencias, implícate más en lo que está sucediendo en tu entorno (actividades, eventos, quedadas...). Si te cansas, márchate cuando lo necesites, pero "put yourself out there" si tienes ganas de que tu situación varíe un poco y de que entre gente nueva a tu vida.

21. Haz una lista (mental o física) de tus innegociables con las personas y tenlos presentes. Te ahorra disgustos saber con qué personas quieres tratar y con cuáles no. Y también se lo ahorras a la otra persona.

22. Prioriza el descanso.

23. Experimenta con la forma de vestir y de arreglarte en general. A veces no sabes que te favorece algo hasta que no te atreves a probártelo. Llevar una imagen con la que te sientes a gusto hace que te suba el nivel de confianza considerablemente.

24. Filtra el contenido que consumes y fíjate si es acorde con la persona que quieres ser.

25. Sé responsable con los gastos y ahorros, pero que el acumular dinero no sea la meta. No idealices una cifra y ve mejor el dinero como un medio.

26. Escucha a tu intuición y a tu batería social, no te fuerces. Pero tampoco te aísles a la mínima que se vacíe un poco, a veces con las personas adecuadas de hecho vuelves con las pilas aún más cargadas.

27. Estate dispuesto a escuchar perspectivas muy diferentes a las tuyas (si hay respeto) y no lo tomes como un ataque personal, sino como algo independiente, que no tiene que ver con un ataque hacia ti. Intenta entender por qué la otra persona ha escogido ese razonamiento, no hace falta que lo compartas.

28. Dedica tiempo a conocerte lo suficiente como para no depender de la atención de cualquier persona para aliviar temporalmente tu soledad. Conócete bien para escoger bien.

29. Potencia tus puntos débiles de vez en cuando, no te quedes en lo cómodo (ej: si se te da peor la lógica, intenta hacer alguna actividad relacionada de vez en cuando, como el ajedrez, sudokus, etc)

30. Identifica tus valores y vive en consecuencia. No te dejes llevar por lo que se supone que está bien visto sin pararte a examinarlo. Vive con confianza teniendo en cuenta que tus intenciones solo las conoces tú.


Mil gracias si has llegado hasta aquí 🌸

Comentarios

  1. Llego tarde, pero 1000 gracias por compartir tus pensamientos. Me ayudan mucho a reflexionar ❤️

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    1. Gracias a ti por leerme siempre ❤️ Me alegro de que puedan servirte mis divagaciones jeje un abrazoo!

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