Can't keep up with keeping up

En inglés, la expresión o phrasal verb "to keep up (with something or someone)" significa "estar al día" o "seguir el ritmo" de algo. 

Fuente: Wordreference
Me gusta porque, aunque normalmente es una lengua que toma prestadas palabras de otras y que abusa de palabras polisémicas, a veces da en el clavo con una expresión. Es como que define al 100% lo que implica algo, como esas palabras o expresiones intraducibles de otros idiomas que al final tienen que parafrasearse. Ejemplo: 

(n) literalmente "bañarse en el bosque", visitarlo para relajarse y mejorar nuestra salud.
Me gusta mucho porque básicamente resume una experiencia en dos palabras, es maravilloso (por cierto, aunque su origen es japonés, en el primer lugar en el que he pensado al leer su definición es en Galicia. Pasear por sus bosques es realmente una experiencia curativa, y doy gracias a mi querida amiga Raquel por haberme regalado tantos momentos así el verano de 2016 💕).

Volviendo a la expresión en inglés, últimamente la he "sentido" muy cercana a mí. No solo porque en Internet suelo consumir contenido en ese idioma y estoy bastante familiarizada (aunque no siempre sepa expresarme del todo bien por escrito), sino porque desde hace un tiempo noto como que me cuesta seguir el ritmo. Así, en general. Y aunque al principio me agobiaba mucho pensar "ay, si no miro Twitter el tiempo suficiente seguro que me pierdo algo importante", he recordado que... había vida antes de Twitter. Bueno, de Twitter y de todas las redes sociales en general.
A pesar de que nunca abusé de las redes sociales (para chatear), ya que gasté toda la energía durante la época del MSN messenger, últimamente he notado que volvía a estar muy pendiente de lo que pasa en Internet. Demasiado. 
Sé que se me puede excusar diciendo que hoy en día es prácticamente imposible evitar Internet porque el mundo real y virtual se han fusionado y ambos son parte de la misma realidad, pero eso no significa que tengamos que dejarnos arrastrar sin pensar. Hemos llegado a un punto en el que nos sentimos desinformados si no sabemos que pasa algo un día, o incluso si nos enteramos tan solo una hora después del suceso. Parece como que hemos ido colocando la etiqueta de 'efímero' a todo momento presente, y estamos tan obsesionados con no perdérnoslo que tenemos que confirmarlo por escrito o foto a través de las redes. Si hay un eclipse, corred y sacad las cámaras para colgarlo cuanto antes en Twitter o Instagram (y si es posible, en los Insta stories, que son más inmediatos y ellos mismos se borran cuando han pasado sus 24 horas de vida). ¿No da cierta cosa pensar que ahí se ponen instantes que damos por hecho que a las 24 horas se vuelven irrelevantes? Lo peor es que nos ha terminado dando igual. "Lo pongo ahora porque ahora estoy comiendo en este restaurante. Mañana ya no importará porque será del ayer." Es como que nosotros mismos nos autocolocamos fechas de caducidad, y las fotos se han convertido en simplemente una excusa para dar placer visual a los seguidores y de paso colar un pie de foto "pseudoprofundo" o que sutilmente expresa lo que estamos sintiendo. Creo que sin querer le hemos quitado valor a las fotos, porque ya no solo se ven como un recuerdo de un momento concreto, sino que parece que pretenden reafirmarnos ante los demás, que simplemente nos vean (y a ser posible, que nos den un like).

Personalmente, aunque no tenga mucho conocimiento profesional sobre el tema, siempre me ha gustado la fotografía. 

V, de BTS, cuando se compró su nueva cámara. ¡Me encanta su estilo clásico!
Me gusta porque con una imagen no solo puedes capturar un paisaje en concreto, sino que según cómo enfoques y qué ángulo cojas hace que se vea especialmente bonito (y ahora con los filtros, más si cabe). Me gusta porque puede convertir un momento bonito en eterno. Mañana pertenecerá al ayer, pero seguirá viéndose como en el presente de aquel momento, es algo que me parece increíble. Es como que te ayuda a no olvidar ningún detalle de esa escena en concreto. 
Quizás me gusta porque en cierto modo me da miedo olvidar cosas que me hacen feliz, aunque sea simplemente observar algo bonito.
Hemos creado una necesidad que no existía. O un miedo, mejor dicho. El miedo a no llegar a tiempo, a ser los últimos en enterarnos de algo y que encima quedemos en evidencia delante de los demás. Ya no sacamos fotos o vídeos para acordarnos de algo bonito y luego volver a verlo con nuestros allegados, sino que lo hacemos para encajar, para ir confirmando (tanto a los demás como a nosotros mismos) que estamos al día de lo que se supone que todos tendríamos que hacer y saber. "Vale, vas bien, has hecho esto. Tarea tachada de la lista". Y si encima además un día hacemos algo que nos hace sentir más "especiales" que el resto, mejor. "Estoy leyendo a Proust, voy a poner una foto para que se vea que me gustan más cosas más allá de lo que a todos nos interesa."
Todo está condicionado por miradas ajenas.

V, en el videoclip Singularity
Al principio me hacía facepalms cada dos por tres cuando veía sobre todo a adolescentes ser tan esclavos de sus smartphones y redes sociales en general, pero al final hasta yo misma he he ido asimilando ciertos comportamientos por verlos día tras día en mis redes sociales. Pensaba que "lo tenía controlado, que yo ya era mayor para según qué cosas y que no me afectaría". Pero poco a poco esa falsa ilusión de control es precisamente la que te hace caer en lo que pensabas que dominabas. 
Como una droga. 
Muchos testimonios de exdrogadictos, de hecho, coinciden en lo siguiente: "No fue la sustancia en sí lo que me hizo engancharme, sino la falsa creencia de que era yo quien la dominaba. El juego de ver quién domina a quién, que al principio parece muy evidente y sencillo".

Esa actitud es peligrosa. Y se da en cualquier ámbito, así que hay que tener cuidado. Podemos incluso engancharnos a ciertas actitudes tóxicas y luego no saber deshacernos de ellas. Un ejemplo: quizás algo tan involuntario como toparse con polémicas en Twitter al final nos crea esa necesidad de ver cómo avanza el tema y otros nuevos que puedan haber, aunque no nos incumban y solo nos pongan de mal humor. Sin darnos cuenta, vamos creando una actitud de juicio hacia los demás aunque no les conozcamos y al final hasta creemos tener el derecho a opinar al respecto. Se deforma nuestra forma de ser, se afea y ni siquiera nos damos cuenta porque muchos otros usuarios hacen lo mismo, lo cual nos hace pensar que es "lo normal".
No lo es.
Lo normal tendría que ser autofrenarse, saber decir "esto no va conmigo" o "esto no me hace bien". En la vida real lo hacemos más, ¿verdad? Cuando alguien tiene una forma de ser que nos parece negativa terminamos alejándonos porque nos "salpica" su negatividad. 

Es curioso, pero lo que antes se hacía de forma natural y casi inconsciente ahora lo tenemos que hacer manualmente. Y es incómodo, la verdad. Como cuando te gradúas y dejas de ver a compañeros de clase que de por sí tampoco tratabas mucho pero tienes en tu Facebook porque hicisteis un trabajo en grupo. No sé vosotros, pero una vez terminada esa etapa, no me apetece seguir recibiendo contenido suyo si de por sí esa persona no me importa. Ya no porque me caiga mal, sino por respeto. ¿Por qué debería enterarme de lo que hace en verano si no hablamos nunca? ¿Por qué tengo que saber si ha empezado a salir con alguien o si viaja a Tailandia?
Toca "hacer limpieza". Aunque no sea gente molesta y que en realidad "sean majos", si tampoco hay trato creo que no tiene sentido mantenerlos en tus círculos de tus redes sociales. Es como que ponemos al mismo nivel de amistad a nuestro mejor amigo y al profesor enrollado de la universidad que nos agregó a Facebook. Me parece algo muy forzado...

Es incómodo, pero Internet en cierto punto obliga a quitar a gente de tu vida de forma manual, sin que haya la "excusa" de no verse por trabajar en sitios distintos. Al contrario que muchos avances, algo automático se ha convertido en manual. ¡Y hay gente que se lo toma hasta de forma personal!
¿Me has bloqueado en Twitter?
¿Me quitaste de Facebook?
¿Cuándo me dejaste de seguir en Instagram?
Y sin embargo no preguntan: "¿Cómo te va la vida? ¿Tú estás bien?"
No les importa. Solo les importa si subes fotos bonitas.
Luego si un artista famoso se suicida, se sorprenden porque "¡se le veía muy feliz en sus fotos!"


Pero bueno, ese no es el tema~
Volviendo a la expresión inglesa to keep up with something... Confieso que he llegado a la conclusión de que I can't keep up with life, sometimes.

Antes Internet era un lugar para apartarse de la realidad, ahora Internet es donde se encuentra la realidad. Y a los que tenemos una forma de ser introvertida, creo que nos hace falta reencontrar un espacio seguro y que tenemos que asumir que no se puede seguir utilizando Internet como hace años. Yo misma tengo un Twitter secundario y me va bien porque me dejo llevar, pero incluso había llegado un punto que no hacía filtro e incluso estaba demasiado pendiente de las novedades que me interesaban (ahora mismo, BTS, los cuales no dejan de sacar contenido).

Tenemos que reducir la velocidad, dejar de intentar ir a la misma que los demás. Porque nosotros nunca fuimos al mismo ritmo. Nosotros amamos la quietud, los momentos de silencio, los períodos de tiempo en pausa y contemplación. ¿Por qué forzarnos a seguir algo que va en contra de quién somos?
No quiero decir que nos apartemos del todo, pero que sí aprendamos a racionarnos y adaptar Internet a nuestras necesidades, no al revés. No forzarnos y quemarnos. No somos menos válidos por enterarnos antes o después de algo, por ver una película o leer un libro años después de su estreno. 
Regalémonos momentos de calma, de estar apartados del mundo virtual (que ahora es el "real"). No pensemos en plasmarlo todo al momento por miedo a olvidar, dejemos que sean nuestros ojos los que almacenen esos momentos. Y si hacemos fotos, que sean porque nos gusta lo que vemos, no para demostrar dónde estamos. A veces, los mejores momentos solo quedan entre tú y otra persona, o incluso en secreto contigo mismo.


Estas semanas he tenido que reaprender a valorar el alejarme un rato del mundo. El ver normal que no siempre alguien dé señales de vida. El no angustiarme pensando en si seré capaz de capturar con mi cámara todas las experiencias que vaya viviendo.
He tenido que volver a aprender a aflojar la velocidad y a no volver a caer en el "llego tarde". Siempre lo he pensado, como cuando miro mi lista de libros, series o videojuegos pendientes, pero Internet me lo ha intensificado aún más. Y si encima lo mezclas con tener 25 años y haberte graduado hace poco, más presión. Démonos un respiro~

Hoy he decidido volver a ponerme el móvil con sonido, pero he desactivado todas las notificaciones (excepto Whatsapp y Gmail, que son más urgentes por trabajo o por familia). He decidido que dejaré sonido por si alguien llama al teléfono, porque suele ser por una urgencia, pero no por las notificaciones. Las he bloqueado y solo las veré si entro yo misma a la app en sí. 
Aunque en 2014 decidí silenciar para siempre el móvil y me fue bien, como ahora la led parpadea incluso aunque esté en silencio, había vuelto a caer en el exceso de estar pendiente. Iba hasta por la calle mirando el móvil a cada minuto por si la luz parpadeaba (y muchas veces eran notificaciones irrelevantes, como "x persona que no sigues ha twitteado esto y muchos le han dado like"). Me notaba más agitada porque el estar pendiente me acaba poniendo nerviosa. Apuesto lo que sea que incluso influyó en lo de que me cueste más coger el sueño por las noches.
Lo bueno es que nunca es tarde para parar y tomar medidas~ 

A partir de ahora iré con más calma, todo puede esperar.


Os animo a recrearos en los momentos presentes y disfrutarlos a través de vuestros ojos, no siempre de una pantalla ^^

Gracias por la visita


Comentarios

Entradas populares de este blog

Anime: Card captor Sakura [Aviso: ¡post largo!]

5 centímetros por segundo

BTS en el Wembley (1 de junio de 2019)